Fotografía de Markus Spiske (temporausch.com Pexels)

Agenda para mañana

Aparcó el coche bajo los pilares del puente y desconectó los limpiaparabrisas, ya no los necesitaba. Entonces le llegó el sonido de la ciudad amortiguado por la distancia.  La poca genteque  quedaba despierta a esa hora estaba lejos, muy lejos. 

La luz de la periferia que la lluvia alteraba a su antojo se colaba por las cristales del coche. Tenía tiempo, así que se aseguró de que el coche estuviera cerrado y se acomodó en el asiento del conductor, el suyo.

Repasó la agenda del día siguiente. Viernes. Llegaría a la oficina un poco más tarde de lo normal, podía permitírselo. Repasar el correo. Preguntar si había alguna llamada o quizá algún asunto que hubiera surgido de repente. A las 12:30 pm bajaría hasta el garage sin despedirse de casi nadie. Unos cuantos hoyos en soledad, aunque fuera viernes sabía elegir los hoyos menos frecuentados de su campo. Ducha rápida. Comida con su hermano. Y pasar por el aeropuerto para recoger a su hijo mayor. Al menor lo vería más tarde en casa. El resto del día improvisarían entre los tres. Se abandonó al silencio por un momento.

Alargó el brazo para alcanzar un maletín y sacar unos documentos. El contenido de una de las  carpetas le hizo sonreír. Todo estaba como él lo había preparado. Ni una trampa. Todo de acuerdo a la legalidad. Volvió a sonreír.

Desde allí veía las luces de la ciudad, intuía a la mayoría durmiendo y a unos pocos trabajando, el resto estaría disfrutando de ese tiempo que es el último del día, el más tranquilo, el más cercano al próximo, realmente ya el próximo. Así lo indicaban los relojes desde hacía unas cuantas horas. Salió de sus pensamientos al cruzarse con su mirada en el retrovisor.

Repasó de nuevo los papeles, firmó uno de ellos y corrigió un acento en otro. El click de un botón del salpicadero apagó las luces del interior del coche y se hizo la penumbra en el habitáculo.

Nunca lo había visto de aquella forma. Todo le parecía diferente esa vez, distante. Pero la verdad es que era exactamente lo mismo de siempre.

“Hallado muerto el notario Daniel de Marcos. El cuerpo apareció en un vehículo de su propiedad bajo el viaducto Sur con un disparo en la cabeza. A espera del resultado de la autopsia se especula con la posibilidad de que sea un suicidio. Pgn 24”.

Así apareció por primera vez en la portada de un periódico. No sería la última.

 

Fotografías de Markus Spiske (temporausch.com,  Pexels) y de Dhyamis Kleber (Pexels)

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